Hoy lunes se celebra el Día Internacional del Síndrome de Asperger, coincidiendo con la fecha de nacimiento de la primera persona que lo describió, el psiquiatra austriaco Hans Asperger.
Si bien desde 2012 esta categoría diagnóstica ha quedado incluida dentro del Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) como así quedaba especificado en el Manual Diagnóstico de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-V), se mantiene esta denominación social por la identificación que algunas personas sienten hacia ella y que, en general, define a personas con autismo sin discapacidad intelectual acompañante.
Nuestra entidad está dedicada a la atención de todo el colectivo de personas con TEA, en todo el espectro, y sus familias en la provincia de León.
Queremos en esta ocasión, que se escuche su voz, sus opiniones e impresiones, que nos cuenten, en primera persona, sus vivencias desde el trastorno y su percepción del mismo. (Los nombres aquí mostrados son ficticios por motivos de privacidad).
Arturo, de 15 años, es consciente de su diagnóstico. Cree que quizás ese sea el responsable de su elevado nivel de ansiedad, pero a la vez considera que es algo que le hace una persona única. Autismo León para él ha significado una oportunidad para conocer gente nueva, un aspecto que generalmente es difícil para él. De mayor le gustaría ser ornitólogo o dedicarse a algo relacionado con el arte, como la ilustración. Le gustaría ser más feliz en el futuro.
Manuel tiene 14 años, y nos explica que sus diagnósticos son Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y Síndrome de Asperger. “Soy especial y único, también soy más valiente que los demás y más sincero”, nos cuenta él mismo. Respecto a sus actividades en la asociación nos cuenta que “me gustan las actividades grupales, y también las fiestas que hacemos con el resto de compañeros de intervención en Ponferrada”. Manuel quiere revolucionar el mundo, crear un futuro inteligente, interconectado y con cero emisiones atmosféricas. También sueña con nuevas fronteras y una gran alianza mundial.
Pedro, de 9 años, nos habla de que tiene autismo. En realidad aún no sabe mucho sobre ello, y la gente le dice que no parece tenerlo, excepto sus profesoras. “El autismo hace que me esfuerce más en aprender, me preocupo más por comprender las cosas que suceden a mi alrededor, soy muy observador”. Pedro no considera que haya nada negativo en tener autismo.
Del servicio de Habilidades Sociales y Desarrollo Personal (HHSSYDEP) de la asociación le gusta charlar, analizar lo que está bien y lo que está mal, hablar sobre sentimientos o aprender trucos para estudiar. Le encanta conocer curiosidades del planeta. Su sueño es ser astronauta.
Para Estefanía tener Síndrome de Asperger a sus 15 años significa ver la vida de otra manera, pero reconoce que hay cosas que no entiende y son obvias para los demás, y que le gusta relacionarse en el instituto. No le gusta que la hagan rabiar, y cuenta que lo hacen mucho. En sus sesiones (HHSSYDEP) disfruta hablando sobre el uso de las redes sociales y participando en dinámicas con su terapeuta y sus padres. A Estefanía le gustaría conservar a una amiga que ha conocido recientemente, y en el futuro le gustaría ser monitora de ocio y tiempo libre o dedicarse a la informática. A corto plazo, lo que más le gustaría es tener un móvil.
David tiene 23 años y estudia en la Universidad de León. Para él tener Síndrome de Asperger no supone un impedimento, pese a sus dificultades sociales. Reconoce que le cuesta relacionarse y que tiene menos amigos que otras personas. “Lo que más me cuenta es gestionar imprevistos, me pongo muy nervioso, tengo ansiedad”, nos confiesa. David sabe que su punto fuerte es su buena memoria, es capaz de memorizar muchísimas cosas, especialmente fechas. Le gusta el apoyo académico que recibe desde nuestra asociación, porque le cuesta mucho redactar y organizar su día a día. Por primera vez comparte piso con otros estudiantes, y le gustaría aprender a cocinar. En el futuro le gustaría acabar la carrera y ser meteorólogo.
María, Antonio y José, adultos con Síndrome de Asperger (29, 39 y 41 años, respectivamente), también son conscientes en sus limitaciones sociales. Los tres valoran especialmente la actividad de ocio (“salir a ver cosas, como dice María”) y también destacan la atención especializada. Sus sueños se centran en el desarrollo profesional y laboral, en el caso de María y Antonio, o en encontrar pareja, el deseo de José.
Esperamos que sus deseos lleguen a hacerse realidad (y seguiremos trabajando por ello).